Después de que una fiesta deje su casa destrozada, Miku está condenado a pasar resto del verano en la casa de campo familiar, donde sus padres evitan lidiar con su crisis de pareja. Pero la calma en el campo finlandés da un giro inesperado cuando Miku conoce a Elias. Los dos chicos no tienen nada en común excepto su edad y sus familias disfuncionales. Aun así algo los está uniendo.