El mismo día, en el mismo accidente, Wei pierde a su esposa embarazada ya Ming su novio. En el budismo, se le da 100 días para llorar por los muertos. Como dos ratones perdidos en un laberinto, Wei corre en círculos mientras Ming se arrastra tranquilamente por un camino determinado. Pero el dolor y el dolor persisten. Con el día 100 se acerca, se preguntan si alguna vez podrán decir adiós.