Cristina tiene 35 años, es una abogada de éxito que vive independientemente en una bonita casa de la que es ama y señorra absoluta. Disfruta de un amante fijo para entretener sus ratos libres y del espíritu necesario para sustituirlo cuando lo crea oportuno. Sin embargo, la desenvoltura y la seguridad de su acttidud muestran las primeras fisuras cuando empieza a sentirse muy atraída por uno de sus clientes, de quién se ha de encargar de su divorcio.